Gran parte de los suelos existentes en el mundo presentan
cualidades de salinidad, esto repercute el adecuado desarrollo de los cultivos
ya que las sales poseen la capacidad de modificar las características del suelo
y la vida vegetal.
Entre ellas están las los cloruros y los sulfatos de sodio y
magnesio y el carbono sódico.
Origen y salinidad de
los suelos
La salinidad de los suelos se puede producir de tres formas
una ajena a la actividad humana y otras en que está involucrado el hombre de
forma directa e indirecta.
Entre las causas ajenas al hombre están:
- La constitución geológica del
terreno
- La acumulación de partículas
salinas transportadas por el viento y depositadas en la proximidad de los
mares.
- La actividad volcánica.
“Se considera que el origen de la salinización de los suelos
es por los residuos de fertilizantes industriales, pero su principal causa está
relacionada con el riego.”
El empleo de aguas
salinas
Las sales que contiene el agua de
riego, aunque en pequeña cantidad, cuando no son absorbidas por las plantas se
acumulan en el suelo hasta que la cantidad acumulada llega a ser peligrosa. En
regiones de clima lluvioso no suele haber salinidad por esta causa, pues,
aparte de que las aguas superficiales de estas zonas suelen ser pobres en
sales, la abundante agua de lluvia lava las sales del suelo. En cambio en las
regiones áridas o semiáridas, el riego puede ocasionar una concentración
peligrosa de sales, debido a la fuerte evaporación y a que las escasas lluvias
son incapaces de lavar las sales acumuladas.
“Esto relaciona a otro efecto
llamado cristalización de sales, como la evaporita que es un halogenuro que
está siempre acompañado del sodio, producto de la sobresaturación de sales en
el agua acompañado de otros factores climáticos como la evaporación intensa.”
“Pues bien ustedes se preguntaran
por que la evaporita esta siempre unida al sodio, esto es debido a que el radio
ionico de los elementos permite la asociación de otros elementos de acuerdo a
su estructura cristalina, y su bajo peso específico produce un alto poder de
solubilidad.”
La movilización de reservas salinas contenidas en el subsuelo
Cuando se pone en regadío un área
determinada resulta inevitable que una parte del agua de riego pase al
subsuelo. Si el subsuelo contiene alguna capa salina y, además, no es
suficiente permeable se formara una capa subterránea cuyo nivel ira subiendo
con el tiempo, hasta que llega un momento en que la capa salina se pone en
comunicación con el suelo del cultivo. De esta forma, el agua retenida en el
subsuelo arrastra las sales de subsuelo hacia las capas superiores,
posteriormente esta agua se evapora, ya sea directamente o por medio de
transpiración, con lo cual las capas superficiales del suelo se vuelven cada
vez más salinas.
Medida de la salinidad
Inicialmente la medida de la
salinidad se hacía determinando la cantidad de sal que había en un determinado
peso de suelo seco. Pero esta forma de medición no tenia en consideración la
textura del suelo. Supongamos, por ejemplo, que dos suelos diferentes, uno
arcilloso y otro arenoso, tienen una concentración de sales del 0.1 por 100;
supongamos también que la capacidad de campo del suelo arcilloso es del 40 por
100, y la del suelo arenoso, del 20 por 100.
Según estos datos, la concentración
de sales en el suelo arcilloso es de 2.5 gramos por cada litro de agua en la
misma situación de capacidad de campo. Indudablemente, el efecto depresivo en
los cultivos es mayor en el segundo caso que en el primero.
En la actualidad, la medida de
salinidad se basa en el hecho de las sales contenidas en una solución salina
dejan pasar la corriente eléctrica con mayor facilidad que el agua. Según esto,
la conductividad eléctrica en una solución salina es tanto mayor cuanto más
concentrada sea la solución.
Con el fin de normalizar las
medidas se ha acordado que la medición de la conductividad se haga a 25 grados
centígrados y en el llamado “Extracto de saturación”. Para ello, en una muestra
de suelo se añade agua destilada hasta la saturación; a continuación se extrae
la totalidad
Efectos de la salinidad
La salinidad del suelo tiene
efectos negativos sobre las plantas y sobre el suelo. Sobre las plantas, los
efectos negativos son de dos tipos:
Dificultad para absorber el agua del suelo.
El aumento de la concentración de
sales en la solución del suelo origina un aumento de la presión osmótica; las
plantas necesitan hacer mayor succión para absorber el agua del suelo, lo cual
significa una elevación del punto de marchitez y, en suma, una disminución de
la cantidad de agua disponible.
Toxicidad.
El efecto toxico de ciertos iones
es debido, más que a los iones en sí mismos, a ciertas alteraciones que se
producen en el metabolismo, ya que originan la acumulación de producto tóxicos.
“Los efectos generados por la
toxicidad son originados a la fijación del ion sodio, ya que esto provoca un
deterioro de las propiedades físicas del suelo, como su estructura y
permeabilidad.”
La respuesta de las plantas a la
salinidad depende de muchos factores, tales como:
- La especie de la planta.
- La textura y estructura del
suelo.
- Drenajes
- Clima
- Labores
Suelo salino y su recuperación
En el suelo salino antes
definido, el contenido de sodio es escaso en relación con el contenido total de
iones, por lo que la estructura no se ve seriamente afectada. Es un suelo
alcalino que presenta eflorescencias salinas blancas en la superficie, por cuyo
motivo se le suele denominar suelo alcalino
blanco. Se puede recuperar mediante el lavado con agua, que arrastra a
las sales solubles hasta la red de drenaje.
Hoy dos formas de lavado: de recuperación
y de mantenimiento.
Lavados de recuperación
Los lavados de recuperación tienen
por finalidad recuperar un suelo que se ha perdido prácticamente para el
cultivo. La aportación del agua necesaria se hace mediante el riego. Hay que
tener en cuenta el agua aportada por la lluvia, que es la más idónea en cuanto
a su pureza, pero no la más eficaz, debido a que las lluvias torrenciales
originan grandes escorrentías y, por otra parte, durante el invierno, la
solubilidad de las sales disminuye con las bajas temperaturas.
El riego puede hacerse por inundación
y por aspersión; este último es más ventajoso, pues el agua se reparte con
mayor uniformidad y no es preciso que el terreno este nivelado. El sistema de
riego por goteo sirve por que no suministra la cantidad de agua necesaria.
Lavados de mantenimiento
Los lavados de mantenimiento
tienen por finalidad evitar la salinización del suelo cuando se emplean aguas
de riego de baja calidad o cuando existe una capa freática salina muy cercana a
la superficie. Estos lavados consisten en aportar una dosis más alta en el
riego, con el fin de arrastrar el exceso de sales.
La sobredosis de agua que es
preciso aportar con el riego viene condicionada por los siguientes factores.
- La especie vegetal cultivada.
- La calidad de agua de riego.
- La concentración de sales en el
agua de drenaje.
- La textura del suelo.
- El sistema de riego.
Autor
Simón Navarro Blaya, Ginés Navarro García.
Comentarios
Publicar un comentario