Características generales
Los constituyentes mayores:
piedras y gravas, debido a sus tamaños, actúan como partículas independientes. Las
primeras poseen un diámetro comprendido entre 5 y 2cm, las segundas entre 2 y
0,2cm. Ambas pueden ser más o menos redondeadas, angulosas o aplastadas, y presentan
solo una reducida influencia sobre las propiedades agrícolas del suelo. Pueden constituir,
en algunos casos, una reserva de elementos nutritivos a largo plazo y, si son
suficientemente porosas, útiles para conservar cierta cantidad de humedad, que
vuelven a ceder parcialmente a las partículas más finas cuando estas se
desecan.
En general, cuando su proporción es
elevada, se considera su presencia en el suelo más negativa que positiva,
puesto que reducen la capacidad nutritiva del mismo al disminuir el volumen de
suelo que se pone a disposición de la raíz de la planta. En el examen práctico
y valoración de un suelo, no entran en el análisis granulométrico, ya que sus
cantidades son valoradas por separado.
Las arenas (gruesas y finas), con
un tamaño comprendido entre 2 y 0,05mm, pueden presentar también diversas
formas: redondeadas o angulares, dependiendo de la erosión sufrida. Carecen de
plasticidad y tenacidad. Su capacidad de inhibición es casi nula y, debido a
los grandes espacios entre sus partículas, el agua pasa rápidamente a su través.
Por esta razón, los suelos en los que predomina la arena poseen un buen drenaje
y aireación. Facilitan también los cambios de temperatura, y por ello los
suelos muy arenosos se calientan y enfrían muy rápidamente. Cuando están constituidas
por minerales fácilmente alterables pueden ser una modesta fuente de elementos
nutritivos; pero en la mayoría de los casos, los suelos arenosos son poco fértiles.
Bajo el punto de vista mineralógico
se pueden considerar compuestas de fragmentos de rocas o minerales,
particularmente de cuarzo, feldespatos y micas, que son residuos menores en la degradación
de la roca madre. Residuos de caliza y concreciones ferruginosas se hallan también
revistiendo normalmente a estas partículas.
Los limos pueden considerarse
como partículas de arenas microscópicas, con un tamaño que oscila entre 0,05 y
0,002 mm. El cuarzo es el mineral dominante, y en menor proporción también se
encuentran pequeños fragmentos de feldespatos, micas y óxidos e hidróxidos de
hierro. Poseen ya una cierta plasticidad, cohesión y propiedades absorbentes,
debido a las partículas de arcilla que suelen llevar adheridas. Los suelos en
los que esta fracción predomina, si bien tiene una fertilidad química aceptable,
presentan el inconveniente de su gran impermeabilidad. Por esta última razón,
el limo no es un constituyente apropiado para el suelo, a menos que junto a él
se encuentren cantidades de materia orgánica, arenas y arcilla.
Al hacer un examen comparativo de
las características expuestas para esto componentes no coloidales del suelo
puede afirmarse que el área superficial, poder absorbente, plasticidad y calor
de humedad aumentan al pasar de las gravas a las arcillas, a través de las
arenas y los limos.
En cuanto a su composición, el
cuarzo y los silicatos primarios (felfespatos y micas) predominan, por este
orden, en las arenas, y tienden a disminuir en la fracción del limo. Los óxidos
de hierro y aluminio suelen estar presentes en los limos y en las arcillas de
mayor tamaño.
Autor
Simón Navarro Blaya, Ginés Navarro García
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